Concepción se ha destacado por ser una ciudad histórica tanto en lo político como en lo cultural, donde han nacido importantes personajes, especialmente en el ámbito musical. Éste último ha cambiado y crecido a través de los años, ahora con más fuerza que nunca.

El rock fue el género por excelencia en los comienzos de la escena penquista, la cual iba en sintonía con lo que estaba pasando a nivel internacional con bandas como The Beatles, The Rolling Stones o incluso con los irreverentes Sex Pistols. En sintonía también, con lo que estaba sucediendo a nivel nacional: el despojo de la democracia durante la década anterior a manos de una junta dictatorial, y la ira que aquello provocaba en quienes lo vivieron. En ese contexto, tiempos en que hasta una mera junta cotidiana entre amigos era vista como acto terrorista, es que surgieron bandas como Emociones Clandestinas, Machuca y Los Cuatro Amigos del Doctor. Un periodo donde el ánimo de la juventud era de tono contestatario, insolente y anti sistema, que buscaba deshacerse del gobierno de Augusto Pinochet. En ese escenario es que nacieron las más destacadas bandas locales.

Como cuenta el legendario músico y productor Mauricio Melo (Emociones Clandestinas, Santos Dumont), “se desarrolló una onda cultural y musical muy fuerte que no se logró callar con los militares”. Sin embargo, luego de un tiempo sí hubo un apagón evidente por cerca de diez años, el cual, a partir de la venida de Los Prisioneros en octubre de1984 en el Aula Magna, se acabó. Tal fue el efecto que tuvo aquella tocata en los penquistas que, siendo originarios de Santiago, Los Prisioneros se hicieron conocidos primero acá y luego les comenzó a ir bien a nivel nacional.

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Santos Dumont en Ballantine’s Records (2016)

Melo declara pertenecer a una generación que vivió un poco la apertura de la dictadura, donde se vieron atisbos de inconformismo social frente a lo que ocurría y empezaron las primeras protestas, dando paso al comienzo del canto nuevo, teniendo claro quién era el enemigo. “Era un canto más triste y la forma no nos identificaba. Le llamábamos el llanto. Para mí tocar en una banda de rock fue la salvación, tener una voz de protestar”.

En los noventa y con la llegada de la democracia, hubo un periodo de flojera musical como lo denomina Melo, donde la producción disminuyó a nivel local y la consigna era irse a Santiago a hacer algo, a tener éxito. Ahí nacieron bandas como Los Bunkers, Santos Dumont y Los Tres. Para fortuna de esas y otras, apareció en Concepción un hombre llamado Carlos Fonseca, productor musical nacido en Lima, quien al radicarse en Santiago y entrar al Sello EMI, tuvo la idea de propulsar las nuevas bandas del país dentro de su proyecto llamado El rock nacional. Bajo esta propuesta fue que las tres agrupaciones mencionadas anteriormente junto a otras lograron contratos con sellos nacionales e internacionales. Esto significó que a la capital chilena llegara una oleada de grupos penquistas los que pese a ser pocos, impactaron profundamente la escena del rock nacional. Fue este suceso el que le otorgó a la ciudad el apodo de La Cuna del Rock, además de lograr que se supiera que sí estaban pasando cosas fuera de Santiago.

Lugares como el Barrio Estación, Cariño Malo, La República, El Averno y Casa de Salud han sido testigos del brote y desarrollo de la gran mayoría de las agrupaciones musicales de la ciudad. Germán Estrada como músico (Los Brando, Florida) y amante de ésta, se ha dedicado por más de 20 años a la difusión del género en sus diferentes estilos, siendo propietario en distintas ocasiones de cinco locales que han tenido el mismo propósito. Orientado a propulsar la música local, Estrada señala que hubo un momento en el que en Concepción era poco lo que se estaba haciendo, por lo que durante esos años se dedicó, junto a sus socios, a dar a conocer grupos y música nueva. “Trajimos a Los Tetas, Los Chancho en Piedra, Pánico, Congreso, fueron tres años donde trajimos cerca de 200 bandas de primer nivel, nacionales e internacionales”.

Con el movimiento telúrico que afectó a Concepción en 2010, se agitó también la escena y ocurrió un fenómeno posterior. Una nueva generación de bandas surgió, las que actualmente están en constante creación y movimiento tanto en la ciudad como fuera de ésta. Como señala Germán, lo que sucedió fue una especie de implosión: “la gente miró hacia dentro, su pánico, su desgracia, y creo que por primera vez afloraron manifestaciones que realmente tienen que ver con la ciudad, con el entorno, con la cultura, con el mensaje, incluso una sonoridad más cercana a nosotros mismos”. Este mismo hecho para Mauricio Melo fue reflejo de lo que pasa con la sociedad en tiempos de crisis, donde nace “una necesidad de catarsis, de quejarse, de vomitar”. Tras esta explosión post terremoto Melo junto a Isabela Cichero deciden reactivar la escena semana a semana con una iniciativa llamada Tras Bambalinas, ciclos musicales en los que dos o tres bandas tocaban en el teatro de la ex Sala Dos. “Recién ahí tomamos conciencia de lo grande que estaba la escena local, pues vimos grupos que estaban bien a nivel profesional y maduros, con propuestas divergentes” señala Estrada, el que también participó del Tras Bambalinas con Los Brando. “Se abrió el espectro de la música con bandas como Niño Cohete, Mantarraya, Julia Smith entre otras”.

Julia Smith
Julia Smith junto a Javiera Parra en La Batuta (2016)

Actualmente en Concepción sí hay una masa importante de gente que le interesa la música, que ha ampliado sus horizontes y gustos gracias a lugares como los nombrados. Existen aproximadamente unas 100 bandas que trabajan activamente, ya sea tocando o lanzando EP’s. Una de esas es Julia Smith, cuyo vocalista Paulo Díaz (22) además de ser músico trabajó en Casa de Salud, uno de los locales mencionados propulsores de la escena. Paulo está constantemente relacionándose con solistas o nuevas propuestas que son seleccionadas con el fin de ayudarlas en su difusión, las cuales abarcan una amplia gama de variantes del rock u otros géneros. “Creo que el rock en Concepción está en constante evolución, las nuevas bandas que están naciendo ya no quieren tener la típica etiqueta penquista, me refiero al sonido que para el resto del país es conocido, como el sonido de Los Bunkers y Los Tres”. Comenta que las bandas se toman el trabajo de manera más profesional, que tienen las ganas de hacer las cosas bien, lo cual en un par de años más se traducirá en una escena constante y variada de música para la ciudad. Así mismo, también se está creando y probando con lo experimental, la psicodelia y el siempre presente pop.

No son pocos los que desean que Concepción crezca en lo que a la música se refiere. Personas como Germán Estrada, Mauricio Melo y muchos músicos más sí están trabajando para que así sea. Algunos se dedican a buscar a nuevos ‘colegas’ para potenciarlos y crean las instancias para esto, como los conciertos del Gnomo que se realizan cada miércoles en Casa de Salud, en un nuevo espacio físico llamado Unidad de Geriatría, el que fue creado exclusivamente para esto y también para mostrar ciclos de Jazz. “Seguimos moviéndonos con la música, hicimos a través de radio Leufu La hora del Gnomo, que derivó en los actuales Conciertos del Gnomo” cuenta Melo, quien cree por primera vez que el rock de Concepción se sostiene por sí solo.

Para describir la música que se está creando en la ciudad, hay que destacar que va más allá del rock propiamente como lo conocemos, pues hay un abanico tan amplio como grupos existentes, que permite escuchar un sonido más acústico, cercano al folk, al indie y al rock pop, estos últimos tendencias de carácter mundial.